Un artículo publicado en The New England Journal of Medicine por un equipo de investigadores de Harvard encontró que comer menos azúcares y granos refinados y menos alimentos procesados – es probablemente más importante a largo plazo para la salud – que controlar el total de calorías o la ingesta de grasa u otros indicadores nutricionales.
El estudio examina los efectos a largo plazo de pequeños pero significativos cambios en la dieta y desenmascara la idea de que no hay alimentos «buenos» o «malos».
La investigación reveló los resultados de un estudio de 120.877 personas que demuestra que los pequeños cambios en los hábitos de vida tales como:
- la actividad física
- la duración del sueño
- ver la televisión
están fuertemente correlacionados con el aumento de peso a largo plazo.
Pero el factor más importante fue la dieta y los hallazgos más interesantes del informe son precisamente la cantidad de peso (o pérdida) que puede atribuirse al consumo de una porción adicional diaria de una variedad de alimentos específicos durante un período de cuatro años.
¿En qué medida cada uno de los alimentos afectan el peso en un período de cuatro años? Los siguientes 10 alimentos resultaron estar especialmente correlacionados con los cambios en el peso a largo plazo.

Estos son los que promueven el aumento de peso y lo que usted aumentaría en cuatro años por consumir una porción adicional:
- La papa:
- Las papitas fritas aumentaría: 1.69 libras (0.77 kilogramos)
- Otros tipos de papas: 1.28 libras (0.59 kilogramos)
- Las bebidas con azúcar: una libra (0.45 kilogramos)
- Las carnes rojas no procesadas: 0.95 libras (0.43 kilogramos)
- Las carnes procesadas: 0.93 libras (0.42 kilogramos)
- El alcohol: 0.41 libras (0.19 kilogramos)
Estos son los alimentos que promueven la pérdida de peso.
- Verduras
- Granos enteros
- Frutas
- Frutos secos
- Yogurt
Para llevar a cabo este estudio, los investigadores evaluaron tres grandes grupos de personas que estaban libres de enfermedades crónicas y que no estaban obesos al inicio del proceso de evaluación.
Con períodos de seguimiento de entre 12 y 20 años, cada cuatro años, los investigadores midieron los factores específicos del estilo de vida y el aumento de peso.