(Inglaterra) Un nuevo estudio de la Universidad de Aberdeen insta severamente a los obesos a comer más saludablemente.
La investigación encontró que renunciar a un sandwich pequeño es tan eficaz como una hora de ejercicio.
Según los investigadores la epidemia de la obesidad no se invertirá instando a la gente a hacer más ejercicio, ya que tienen muy poco tiempo de sobra para esta tarea.
Sin embargo, el informe señala que el ejercicio protege contra las enfermedades cardíacas, la diabetes tipo 2, las osteoporosis y la presión arterial alta.
Para hacer un impacto en los niveles de obesidad grave tradicionalmente se recomienda a las personas con sobrepeso que tienen que hacer ejercicio durante varias horas al día, cuando podrían encontrar más fácil perder el peso comiendo menos, dijeron los investigadores.
Reduciendo su consumo de calorías en un tercio, una persona obesa con un índice de masa corporal de 35 podría alcanzar un peso más saludable y el IMC de 22. «Eso equivale a hacer ejercicio durante unas cinco horas al día lo cual no es realista», dijo el profesor John Speakman del grupo de investigación energética en la Universidad de Aberdeen.
El estudio realizado por el grupo de Speakman descubrió que, contrariamente a la creencia popular, nuestras vidas no se han vuelto más sedentarias en las últimas décadas. La actividad física se ha mantenido el mismo nivel, al menos los últimos 25 años, mientras que las tasas de obesidad se han disparado.
Desde 1985, el hombre típico de Gran Bretaña ha quemado 1.380 calorías al día a través del ejercicio, en comparación con 950 calorías para las mujeres. Según Speakman, la causa de la creciente obesidad está más vinculada a que la población iglesa come más alimentos ricos en calorías que al motivo de que hacen menos ejercicio.
«Promover el ejercicio es una buena idea, pero si quiere hacer frente a la epidemia de la obesidad no es la solución. La pérdida de peso no es un beneficio clave de ejercicio», dijo. Dejar de comer un bocadillo pequeño es tan eficaz como correr una hora, añadió.
Alrededor de un cuarto de los adultos británicos y un quinto de los niños son obesos y esta cifra va en aumento. Se estima que 30.000 personas mueren prematuramente anualmente en todo el país a causa de enfermedades relacionadas con la obesidad.